El Miércoles de Ceniza nos recuerda la fragilidad de nuestra existencia, pero también la inmensidad del amor de Dios. Es un llamado a la conversión, al arrepentimiento sincero ya la renovación del corazón. No es solo el inicio de la Cuaresma, sino la oportunidad de caminar con humildad, desprendernos de lo superficial y acercarnos a lo esencial: el amor, la misericordia y la fe. Que esta ceniza sobre nuestro frente no sea solo un símbolo, sino el inicio de un cambio profundo en nuestra vida, un regreso al camino que nos lleva a la paz ya la plenitud del alma.
¡Ser, Crecer y Valorar nuestra identidad Eusebista!